Pancho Villa nació con el nombre de Doroteo Arango el 5 de junio de 1876 en San Juan del Río. Era hijo de peones incultos y él tampoco fue a la escuela.
Pancho Villa era el nombre de un compañero suyo, de su amigo más querido. Cuando los guardias rurales lo mataron, Doroteo Arango tomó su nombre y se lo apropió para rescatarlo del olvido para siempre.
Su vida guerrillera se inició cuando mató a un funcionario del gobierno que había violado a su hermana. Desde entonces el gobierno mexicano puso precio a su cabeza.
Durante veintidós años, estuvo huyendo de las tropas federales enviadas en su persecución. Entró en la leyenda popular. Su nombre se hizo tan famoso que todos los robos de trenes, asaltos y ejecuciones en el norte de México eran atribuidos a Villa. Creció un inmenso acervo de historias populares entre los peones de las haciendas en torno a su nombre.
Se cuenta la historia de cómo Villa, enfurecido al conocer la miseria de los peones en la hacienda de Los Álamos, reclutó una pequeña partida y cayó sobre la mansión de los patronos, saqueándola y distribuyendo los frutos expropiados entre los pobres. Arreó millares de cabezas de ganado desde Terrazas y cruzó con ellas la frontera. Asaltaba una mina y se apoderaba del oro o plata en barras. Cuando necesitaba maíz, expropiaba el granero de algún latifundista. Reclutaba a sus hombres abiertamente en ranchos alejados de los caminos y ferrocarriles más transitados, organizándolos en las montañas.
Muchos de los soldados de la revolución pertenecieron a su guerrilla, y varios de los generales constitucionalistas, como Urbina.
Pancho Villa era el nombre de un compañero suyo, de su amigo más querido. Cuando los guardias rurales lo mataron, Doroteo Arango tomó su nombre y se lo apropió para rescatarlo del olvido para siempre.
Su vida guerrillera se inició cuando mató a un funcionario del gobierno que había violado a su hermana. Desde entonces el gobierno mexicano puso precio a su cabeza.
Durante veintidós años, estuvo huyendo de las tropas federales enviadas en su persecución. Entró en la leyenda popular. Su nombre se hizo tan famoso que todos los robos de trenes, asaltos y ejecuciones en el norte de México eran atribuidos a Villa. Creció un inmenso acervo de historias populares entre los peones de las haciendas en torno a su nombre.
Se cuenta la historia de cómo Villa, enfurecido al conocer la miseria de los peones en la hacienda de Los Álamos, reclutó una pequeña partida y cayó sobre la mansión de los patronos, saqueándola y distribuyendo los frutos expropiados entre los pobres. Arreó millares de cabezas de ganado desde Terrazas y cruzó con ellas la frontera. Asaltaba una mina y se apoderaba del oro o plata en barras. Cuando necesitaba maíz, expropiaba el granero de algún latifundista. Reclutaba a sus hombres abiertamente en ranchos alejados de los caminos y ferrocarriles más transitados, organizándolos en las montañas.
Muchos de los soldados de la revolución pertenecieron a su guerrilla, y varios de los generales constitucionalistas, como Urbina.